Sin Porristas

Por alejandra el octubre 24, 2016 - Regresar

Estaba a punto de morir. Ya lo sabía. En pocas horas el propósito por el cual había venido a la tierra sería consumado. El corazón latía con fuerza y desesperación. En silencio sufría. Aun así, el amor era más fuerte que cualquier herida.  Mientras todos se burlaban, el dolor interno era mayor que el externo. Cada palabra era un puñal para el corazón y cada risa una bala para el alma.

En ese momento tan difícil y  trascendental, esperaba contar con alguien… Un compañero, un apoyo, una ayuda, un amigo. ¿Estaban allí?

No.

Se fueron. Huyeron.

¿Te estoy hablando de mí? Esta vez no. Te hablo de nuestro Salvador: Jesús, quien sin duda sufrió la peor muerte de la humanidad. Solo imagina la escena: Una de las personas más cercanas a ti te traiciona y después de tener multitudes a tu alrededor que reconocen tu valor, se van y desaparecen.

Justo en el momento en que llega Judas junto a cientos de personas con espadas y palos para prender a Jesús, los discípulos (su círculo más cercano) estaban con él. Lo más lógico es que permanecieran a su lado, ¿cierto? Es decir, tu familia estaría fielmente contigo si injustamente intentan llevarte a la cárcel y matarte.

Sin embargo, no fue así.

Entonces todos los discípulos, dejándole huyeron”. Mateo 26:56.

En el peor momento, mi Señor, Rey y Salvador, se quedó sin porristas. Sin animadores que le dieran fuerza, poder y energía para continuar. Pero la historia no  termina aquí. ¿Llegó Jesús a la meta? ¿Cumplió su propósito? Por supuesto que sí. Aunque todos lo dejaron, el Espíritu Santo lo sostuvo y fue su motor para terminar la misión. Como también está por siempre junto a ti.

¡Qué bueno es contar con gente a tu alrededor que te motive todo el tiempo! Pero, ¿qué pasaría si te quedas sin porristas? Sin nadie que te impulse y apoye a terminar la carrera. Y aunque quisiera decirte que todo el tiempo alguien estará a tu lado, no es así. Cuando nadie te dé una palmadita de aliento en la espalda, hazlo tú mismo.

En esas etapas temporales de la vida, no olvides la promesa que Jesús nos dejó antes de partir: “He aquí yo estoy contigo todos los días hasta el fin del mundo” Mateo 28:20. ¡No hay mejor compañía que Su Presencia! Tú no estás solo. ¡Tu Salvador prometió acompañarte en cada momento! ¡Prometió animarte hasta cumplir tu asignación!

Cuando sientes  que todo está perdido, que no hay salida ni esperanza, una voz interna que retumba en tu interior te dice: ¡Tú puedes! ¡Eres capaz! ¡Sigue hasta la meta! ¡Te he dado el poder de alcanzar la grandeza! ¡No te rindas! ¡Eres más que vencedor!

Y esa voz solo proviene de Él… Jesús. Él más que nadie sabe qué es quedarse sin porristas. Por eso, es nuestro fiel animador y acompañante.

Es tu porrista: T O D O E L T I E M P O.


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