Nacida para estremecer mi generación

Por alejandra el marzo 23, 2021 - Regresar

 

Me sentía tan fea.

 

Criticaba todo de mí.

 

¿Será que soy buena para algo?

 

¡Jumm! Soy como todos los demás. Una niña común. La verdad, es que en mí, no hay nada especial…

 

Creo no soy la única que ha pensado esto en algún momento de su vida. Somos mujeres y sin duda, una de las cosas que más critica el adversario, es nuestra identidad como hijas de Dios. Por muchos años no me sentía linda, ni capaz de hacer algo especial por mi generación. Pero un día, todo cambió.

 

Recuerdo ese cuartito, en la casa de mi abuela. Estaba lleno de cajas, pero a mí eso no me importaba, yo necesitaba ir a buscar a la persona que por muchos años me habían hablado. Nací en un hogar cristiano y aunque desde pequeña conocí a Jesús, creo que todos debemos tener un encuentro cara a cara con él.

 

Fue un accidente de mi papá, donde mi vida cambió y me llevó a conocer a mi mejor amigo y mi profundo amor. Después de ese accidente no sabíamos si había sido un atraco o un atentado. Tuvimos que mudarnos, salir del colegio donde mis hermanos y yo estudiábamos, en fin, ¡muchos cambios para una niña! Pero en medio de esa desesperación, un día, en casa de mi abuela, entré a ese cuartito (que hoy es su altar) y le dije a Dios: “Señor, toda la vida me han hablado de ti. Hoy quiero que te presentes a mí”. No tengo palabras para explicar cómo cayó la gloria de Dios sobre ese lugar. Era el Espíritu Santo presentándose como padre, amigo y consejero. Por primera vez, fui llena. Y a partir de allí, mi vida cambió.

 

Han sido más de 10 años caminando con mi mejor amigo. Hemos pasado por buenos y malos momentos. Pero en cada uno de esos procesos, recuerdo que Él siempre ha estado conmigo. Ha reído conmigo, ha llorado conmigo… Me ha escuchado y ha callado de amor por mí. Y también, muchas veces, yo he callado de amor por Él. Su dulce Presencia lo llena todo, es todo para mí.

 

Cuando entiendes el sacrificio de Jesús y cultivas una relación diaria con el Espíritu Santo, lo primero que se afirma en tu vida es Su identidad. Muchos hablan de esto pero pocos logran entenderlo. Identidad es saber que tienes papá, es saber que eres hermosa y que en la tierra nadie es como tú. Cada gota de sangre que se derramó del rostro de mi amado Señor Jesús, absorbió todas las criticas del enemigo a tu cuerpo. Si te han rechazado, condenado, abusado o se han burlado de ti, y eso ha dejado cicatrices en tu corazón, quiero decirte que más valiosas son las cicatrices de Jesús por ti.

 

El Espíritu Santo llega a susurrar a tu oído lo valiosa que eres. Tengo recuerdos tan claros en mi mente con Él. Cómo olvidar aquel día que iba en el carro y Él me dijo “Alejandra, mira la ventana”, me detuve a mirar y vi el más hermosos atardecer. No tardó en decirme “lo hice para ti”.

 

Recuerdo otro día en mi casa, donde me dijo “¡qué hermosa te ves hoy!”, me sonreí y le respondí “gracias, Espíritu Santo, siempre hermosa”. Y Él añadió: “Sí, siempre hermosa. Pero hoy luces más radiante y preciosa”.

 

El Espíritu Santo es más real de lo que tú y yo podemos imaginar. Y no podemos hablar de identidad sin hablar de Él. Porque si hay alguien que sabe sanar las heridas del pasado y restaurar lo perdido, es Él. Caminar con Él es el mayor tesoro que podemos recibir.

 

Él ha conquistado tanto mi corazón y estoy segura que cuando llegue el hombre de Dios que Él ha preparado para mí, tendrá que preguntarle al Espíritu Santo cómo hizo para tenerme tan cautivada por Él. Tanto así, que un día, en mi cuarto de oración, puso una sortija en mi mano para recordarme que tenía un pacto con Él.

 

Mujer: viniste a marcar y estremecer tu generación. Quiero que entiendas que no eres una mujer del común, eres fuera de lo común. ¡Esta tierra te necesita! Solo mírate… Eres llena de dones, talentos y habilidades, eres preciosa, perfecta y valiosa y Dios quiere utilizar tu vida como estandarte y ejemplo en esta generación. Creo que tal como Ester, naciste para este tiempo. Ciertamente, tú, no eres del común.

 

Aprovecho este post para recordarte cuánto te amo, Espíritu Santo de Dios. Eres lo más hermoso que me ha pasado y te quiero tener en mi vida hasta la eternidad.

 

“Porque a mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones por tu vida” (Isaías 43: 4).


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