- Alejandra, mueve la ficha.
- Ok, perfecto – respondí.
- Entra al seguro. Mueve cinco en esa ficha y seis en la otra.
Y así fue todo el partido. En la medida que avanzaba, mis hermanos le decían a mis papás y a mi abuela que no me ayudaran porque estaban jugando por mí. Me causó risa en ese momento porque les tapaban la boca para que no me dijeran nada, sacaron a mi abuela del cuarto, y en medio de risas, disfrutamos mucho este tiempo en familia.
Me impresionó que las fichas que menos “mataron” fueron las mías. Curiosamente, aunque yo no sabía jugar, era la que mejor estaba. A diferencia de los expertos (mis hermanos y mi papá). ¿Cómo es posible que si yo no sabía jugar, me fuera mejor que ellos?
No tardó el Espíritu Santo en susurrarme… “Así es la vida, Alejandra: una partida de parqués”.
No necesitas mucho. No necesitas 10 especializaciones, 5 maestrías o 5 doctorados… Solo una cosa demanda Dios de ti. Una cosa demanda de ti para llegar a la meta…
Unos oídos que escuchen. Un corazón que atienda. Una vida dispuesta a recibir.
Una vida fuera de lo común, escucha. Hace muchos años una mujer perdió al amor de su vida. Su vida cambió y se destrozó en un segundo. La seguridad que pensaba tener, la persona que más amaba y con quien pensaba construir una familia, murió. Ahora, ¿qué podía hacer?
Sus oídos abiertos al Espíritu Santo, la guiaron a permanecer con su suegra. Sí, con su suegra. El Espíritu Santo se lo susurró. Ella tenía una Palabra de Dios. Ella sabía que si permanecía con su suegra, Dios cumpliría lo que le había prometido. Cumpliría el pacto. Y no tardó en obedecer.
Tiempo después, podemos ver, que este hábito de campeona la llevó a cumplir su propósito de vida. Se casó con un hombre de Dios. Un hombre que la redimiría y más adelante, de ellos, nacería el Mesías, nuestro Salvador: Jesús.
Te hablo de Rut, una campeona fuera de lo común. Una mujer que aparentemente no era la más “preparada” o “estudiada”. Sin embargo, su especialización, maestría y doctorado era escuchar. Ella se entrenó en esto. Lo decidió. Lo pulió. Lo estableció. Y sus oídos abiertos la llevaron a la grandeza.
Y allí me encontraba yo. Sin saber qué hacer. Sin saber cómo mover las fichas. Pero allí también estaban mis oídos: atentos al consejo. Atentos a la guía. Atentos a escuchar los movimientos que otros ya habían jugado y conocían.
Entendí que la vida es un partido de parqués. Un partido que muchas veces no sabemos cómo jugar y mucho menos ganar. Pero gloria a Dios, que el Señor nos rodeó de mentores y consejeros que nos ayudan a llegar a la meta. Solo necesitamos tener unos oídos prestos al consejo y a la instrucción.
Recuerda siempre, que el mayor consejero, el Espíritu Santo, habita en ti. Él tiene respuestas que tú no tienes y conoce secretos que tú no conoces. Solo necesitas tener tus oídos abiertos. Y así mismo, a tus autoridades: tus esposo, tus padres, tus Pastores…
La respuesta siempre estará en ti o en alguien muy cerca a ti.
Dios te ha dotado de todo lo que necesitas para triunfar: aún del consejo que necesitas.
Versículo para meditar: Donde no hay buen consejo, el pueblo cae, pero en la abundancia de consejeros está la victoria (Proverbios 11:14).
Daniela Agudelo dice:
Cuando entendí que el espíritu de Dios no solo estaba en los momentos malos, o cuando lo llamaba, sino que por el contrario, convive conmigo todos los días, en los buenos y en los no tanto ¡cambio mi vida y la revolucionó al 1000%! De ese día y hasta la eternidad, mi mayor deseo es hacer de mi casa (mi espíritu, alma y cuerpo) un jardín hermoso para Él, donde se sienta bien, cómodo… ¡Gracias, Ale! Definitivamente este tiempo a sido el mejor de todos, estoy rodeada de las personas correctas, entre ellas tú, mi gran mentira, ejemplo de Resiliencia, liderazgo y pasión por papá.
Daniela Agudelo dice:
Cuando entendí que el espíritu de Dios no solo estaba en los momentos malos, o cuando lo llamaba, sino que por el contrario, convive conmigo todos los días, en los buenos y en los no tanto ¡cambio mi vida y la revolucionó al 1000%! De ese día y hasta la eternidad, mi mayor deseo es hacer de mi casa (mi espíritu, alma y cuerpo) un jardín hermoso para Él, donde se sienta bien, cómodo… ¡Gracias, Ale! Definitivamente este tiempo a sido el mejor de todos, estoy rodeada de las personas correctas, entre ellas tú, mi gran mentora, ejemplo de Resiliencia, liderazgo y pasión por papá.
alejandra dice:
Gloria a Dios, mi Dani!
Iris Gutiérrez Marín dice:
Muy lindo Ale, y de gran bendición para mi vida..
alejandra dice:
Bendiciones mi Iris!