Empeñado

Por alejandra el septiembre 22, 2016 - Regresar

¿Por qué abandonar mis sueños cuando tengo un Dios que cada día me lleva a soñar más lejos?

Estaba en mi escritorio, meditando y escuchando música instrumental. Llevaba dos días preguntándole al Señor sobre qué  escribir. La semana no había sido fácil, el mes mucho menos. Mi visión estaba nublada últimamente de lágrimas, pensando que Dios se había olvidado de todo lo que me había prometido. Sencillamente no me sentía capaz de cumplir aquellos sueños y deseos que sé que provenían de Él.

No obstante, a pesar de un momento tan difícil, algo dentro de mí aumentaba: La pasión por cumplir Sus sueños. ¡Qué extraño! Cuando no encontraba la ficha que faltaba en mi rompecabezas, el Señor me llevaba a soñar más y más lejos.

Así que en ese instante, la pregunta del inicio saltó dentro de mí.

Y quizá, al igual que a mí, te ha pasado. Llega un momento donde lo que Dios te ha hablado no encaja con lo que tu limitada vista te permite ver. Por eso, decides decir: “Bueno Señor, no puedo decir que Tú no hablaste. Simplemente eso no era para mí”.

La respuesta es: ¡No! Sí es para ti. A diferencia de ti Dios no tiene límites. Es más, es tu mayor debilidad y adversidad la que Él desea transformar. ¡No te desmorones! Entiende que esto que estás atravesando no es el final, es solo una temporada. El dolor acaba.

Si Dios te ha dicho algo es porque Él ha estado en el asunto desde antes de tu nacimiento. “Dios no es hombre, para que mienta. Ni hijo de hombre, para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no ejecutará?” Números 23:19.

Solo respóndeme: ¿Cuándo ha hablado y no ha cumplido? Si hay algo que Dios siempre hace es cumplir, justo a tiempo. Jamás han quedado ni quedarán Sus Palabras en el aire. Por eso, con certeza y confianza te puedo decir que por más grande e imposible que parezca, hay alguien que mientras duermes, trabajas, estudias, hablas, ríes y lloras, no deja de movilizar el cielo a tu favor.

Lo mejor de esto es que Él no solo te permite soñar y te lanza retos, sino que también te equipa para hacerlo. Tú eres un desfile de cosechas andante. ¿No te das cuenta? Solo mira a tu alrededor y podrás ver la fidelidad y rescate oportuno de Dios. Que aunque el diablo te quiso derribar y destruir, el Señor te recogió, adornó y restauró.

Por eso, ¿por qué abandonar tus sueños cuando tienes un Dios que cada día sueña aún más lejos contigo?

Él está empeñado, firme y determinado en bendecirte. Pero, sobre todo, en ver en ti todo lo que un día escribió, planeó y decretó. Solo descansará cuando al verte diga: “Ok, cumplí lo que prometí”.

Y estoy segura que muy pronto será…


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