“Dios nunca te dará un regalo que remplace Su Presencia. Por eso, un compañero, no está diseñado para producir gozo. La Presencia de Dios crea tu gozo” – Mike Murdock.
Analizando mi generación, me he cuestionado muchas veces sobre qué piensan acerca de la amistad, el noviazgo y el matrimonio. Encuentro distintos tipos de personas: Las que no quieren ningún compromiso y saltan de relación en relación, las que huyen del matrimonio (pues aseveran que es una pérdida de tiempo), los amigos que se creen novios, los novios que se creen esposos y los matrimonios a punta del divorcio.
Esto suena terrible. Un caos. Todo parece atentar contra el diseño original de Dios hacia la familia.
No obstante, aún existen personas que conocen que no hay mayor placer para el Señor que establecer familias con propósito, ¿y de dónde parte esto? De un matrimonio temeroso de Dios. ¿Y de dónde parte el matrimonio? De un noviazgo solido. ¿Y de dónde parte el noviazgo? De una amistad firme, estable y genuina.
Si tu propósito de encontrar y tener una pareja es ser feliz, no sentirte solo y pasar un rato agradable, déjame decirte, mi querido amigo(a): Nada que hacer. Estás muy, muy equivocado.
Aunque no esté casada, ni tenga novio; he tenido unos maestros, consejeros y mentores expertos en familia, que me han enseñado más que con sus palabras, con su ejemplo, lo que es un matrimonio hecho en el cielo. Ellos son: Mis papás y mis Pastores.
Te preguntarás: ¿Qué debo tener en cuenta al momento de escoger pareja?
- La dirección del Espíritu Santo. El Espíritu Santo nunca habla con rodeos. Él es claro y firme en sus instrucciones. Y te guiará a tomar la decisión correcta.
- La voz de tus mentores. En mi caso, mis mentores son mis papás y los Pastores Miguel y Ma. Paula Arrázola. Me rehuso a tomar una decisión sin su aprobación. Si dicen sí, sí es. Y si dicen no, no es. Un mentor es la llave maestra para tu éxito. ¿Quiénes son las primeras personas que llamas cuando debes tomar una decisión? Esa es la voz que has decidido escuchar. Esos son tus mentores, quienes están determinando el curso de tu vida.
- Sus propósitos deben compaginar. No es suficiente que tu compañero(a) sea cautivado por ti, también es necesario que sea movido por las mismas cosas que te mueven a ti, tal como el Dr. Mike Murdock afirma. Una vez mis Pastores dijeron: “Entre más cosas tengan en común, mucho mejor”.
- Si no estás dispuesto(a) a dar, olvídate de buscar pareja. El amor es sinónimo de dar. Si no vas a invertir el mayor don que Dios te dio (el tiempo) en esa persona, no estás listo para iniciar una relación.
La función principal del noviazgo y del matrimonio no es hacerte feliz, esa es la función de la Presencia de Dios: “En Su Presencia hay plenitud de gozo” (Salmos 16:11) y plenitud quiere decir satisfacción y llenura. Ahora, por supuesto que esa persona traerá gozo a tu vida, pues claro: ¡Es la voluntad de Dios! Y Su Voluntad siempre acarrea paz y felicidad.
Entonces, ¿cuál es realmente el objetivo de Dios con esta unión? Es un don, un regalo de Dios para ti, con el propósito de cumplir juntos el llamado y asignación de Dios, tener hijos que sirvan al Señor y destruir distracciones que afecten tu enfoque.
No te afanes. No te angusties. No intentes dar a luz un Ismael cuando Dios tiene un Isaac esperando, creyendo y orando por ti.
Me he puesto a pensar en la infinita fidelidad de Dios… Si hasta el día de hoy te ha sostenido, ¿cómo no tendrá sumo cuidado con esto? Él está más interesado que tú en que tengas una matrimonio bajo Su Voluntad, con la persona que Él tiene en Su corazón para ti.
Mira lo que dice 1 corintios 11:9: “La mujer fue creada por causa del varón”. En otras palabras, hay alguien que te necesita, alguien que está esperando por ti. Y tú has sido creado(a), perfectamente diseñado(a) por Dios, para ser ayuda (en caso de las mujeres) y guía (en caso de los hombres) para esa persona.
El plan de Dios siempre será bueno y perfecto para ti.
PD: No olvides que tienes un Dios que es experto en dar mucho más abundantemente de lo que le has pedido, esperado, entendido e imaginado (Efesios 3:20).